La crianza da una pauta a realizar adultos que confían y otros que no, nunca. La realidad es que la confianza se enseña y se busca.
¿Por qué se dice que hay personas que no logran confiar en ellos y por lo mismo, en los demás? Porque los programas mentales son tan fuertes y tan profundos que llegar a ese “lugar”, sacudirlo, limpiarlo y reprogramarlo conscientemente lleva mucho trabajo y a veces los mismos programas le dice a su conciencia ordinaria (hay la ordinaria o de personalidad y la superior o consciente) que eso nunca va a pasar y el sabotaje viene.
Lo que recomiendo para que las empresas ayuden a sus empleados a sentirse mejor, es mejorar la forma en que todos se comunican y eso tiene que ver con respiración, manejo de las emociones, instalar el observador de esos programas para evitar proyectarlos y tener una postura corporal amable. La comunicación a veces “daña” pues tiende a manipular y sesgar para lograr que los otros hagan lo que uno quiere y ahí no hay empatía ni respeto. En sí, la confianza tiene que ver en cómo nuestra autoestima nos la juega y decidimos darle fuerza al enojo o desvalorización pues siempre quiere autoimportancia, que le miren y la hagan sentir importante. En pocas palabras, los empleados hacen su trabajo desde su grandeza, roles y dones y desde su miseria interna, dudas y desconfianza. Las habilidades blandas, desarrollo humano y eventos de incorporación los ayudan a sentirse parte y aceptados siendo esto eje de cualquier proyecto.
Al final lo que queremos es crear servicios o productos que tiene una vibración empresarial auténtica donde se siente que éste ama a sus empleados.
Marcela Robles
Conferencias que enseñan
